domingo, 3 de febrero de 2013

CAPÍTULO 4.

Al llegar a la habitación me acosté y tardé menos de dos minutos en quedarme dormida.
A la mañana siguiente, antes de ir a desayunar, le conté a Ana lo de Harry. Era mi mejor amiga, tenía la obligación de contárselo. Acabé de narrarle lo que había pasado. Ella no respondía, estaba quieta, mirándome con la boca abierta. De repente chilló:
-¡JODER JULIA! ¡¿HAS CONOCIDO A HARRY STYLES?!
-Sí...- reí.
-Un segundo... ¡¿HARRY STYLES TE HA BESADO?!
-Sí, Ana, sí.- solté una carcajada- pero en la mejilla, tampoco es para tanto...
-¡¿QUE NO ES PARA TANTO?! Coge las cosas que te llevo al médico...-reímos juntas- ¡Julia! ¡Eso quiere decir que está en el hotel!
-Sí tontita.-le dije- Anda, vamos a prepararnos que si no llegaremos tarde.
Nos vestimos. Yo me puse unos shorts, una básica gris, por encima una camisa vaquera y de calzado unas sandalias. Ana se puso una camisa blanca que luego se la metió por dentro de los vaqueros pitillo y a continuación la sacó un poco para que no quedará muy tirante. Estábamos dispuestas a bajar cuando nos dimos cuenta de que Mar no estaba.
Preocupadas, bajamos al restaurante y le preguntamos a la Srta. Pérez que si había visto a Mar. Ella nos contestó que anoche se puso muy enferma y decidió volver a casa. ''Es el primer día y ya se tiene que ir, la echaré de menos.'' pensé. Pero tampoco se le podía hacer nada. Así que nos dispusimos a desayunar. Cuando acabamos decidimos ir a la habitación a por el dinero, y las cámaras.
En el trayecto, nos encontramos a Harry, el venía por el mismo pasillo caminando con el móvil en mano y, otra vez, en su mundo. Cuando por fin nos cruzamos, yo le saludé:
-Hola Harry.
-Eh..., ¡Ah! Hola Julia no te había visto, perdona- me sonrió y me dió dos besos, entonces miró a Ana.
-Encantada yo soy Ana- dijo entre risitas tontas.
-Igualmente, yo Harry- y esta vez le dió dos besos a Ana.
-Bueno...em, sí, nosotras nos tenemos que ir que si no llegaremos tarde- dije agarrando a Ana por la muñeca y tirando de ella para que nos fuéramos- adiós.
-¡Espera Julia!-gritó Harry.
-¿Qué pasa?
-Siempre tienes prisa- rió-, pero en fin, era para ver si al final podíamos quedar para hablar y dar una vuelta- me dijo algo cortado.
-Sí sí, ya te mandaré un Whatsapp, chao Harry.- me despedí.
Al llegar a la habitación, Ana me agarró y me soltó la típica charla de que no puedo seguir siendo tan borde y arisca con la gente. Yo asentía y hacía como que la escuchaba, la verdad es que no sé porque había sido tan ''borde y arisca'' con Harry, no tenía ni idea.

CAPÍTULO 3.

-Hola.- me dijo sonriente.
-Hola.- le dije yo mirando para mi taza.
-¿Eres tú la de las prisas?
-Sí, esa misma.- reí por el comentario.
-Encantado, soy Harry ¿y tú eres?
-Igualmente, yo soy Julia.- le respondí.
-Con que eres española, ¿eh? Adoro tu acento.-dijo con una risita.
Empezamos a hablar. Él me contó que vivía allí, aunque por el trabajo viajaba mucho. Era dos años mayor que yo, por lo que tenía 18. Me extrañó un poco que ya a esa edad tuviera un trabajo que lo hiciera viajar tanto, hasta que caí en la cuenta. Él era Harry Styles. Uno de los miembros del grupo One Direction. A mi hermana pequeña le encantaban , se podría decir que ella tenía una pequeña gran obsesión con ellos. Al haberme dado cuenta de quien era, solté una risa tonta.
-¿Por qué te ríes?- me preguntó.
-Ah, no, por nada. Oye, una cosa.- respondí.
-Dime.
-Me recuerdas mucho a un cantante inglés que canta en un grupo...eh...no me acuerdo muy bien de como se llamaba... no se que ''direction''- dije, aún siendo consciente de quien era. Simplemente lo decía para hacerme algo la interesante.
-Pues dá la casualidad de que ese soy yo.-respondió al mismo tiempo que se reía.
-¿En serio? No me había dado cuenta...- me sonrojé, la verdad es que no sabía muy bien por qué.
Continuamos hablando. Los temas de conversación salían con fluidez, y la verdad es que a cada minuto que pasaba más atractivo me parecía. Intercambiamos los números de teléfono y decidimos quedar algún día. 
Se hacía tarde, por lo que decidí irme a la cama. Nos despedimos y para mi sorpresa me besó en la mejilla, lo que hizo que me sonrojara bastante. Él lo notó y se rió.

CAPITULO 2.

Nos dirigimos hacia el hotel. Cuando llegamos nos dieron a todos las llaves de nuestras respectivas habitaciones y nos dijeron que teníamos media hora para colocar todo y volver al vestíbulo. Y así fue, yo compartía habitación con Ana y con otra buena amiga, Mar. Organizamos y colocamos todo. Antes de bajar fuimos al baño y nos arreglamos un poquito ya que del viaje habíamos llegado con unas pintas...
Entre una cosa y otra Ana y Mar bajaron y me quedé yo sola. Cuando me dí cuenta llegaba tarde, bastante tarde, así que salí corriendo de la habitación. Llamé al ascensor, pero estaba ocupado y decidí bajar por las escaleras. Con las prisas no me di cuenta de que un chico estaba subiendo, así que me tropecé con él y caí al suelo.
-Perdona, ¿estás bien?- me dijo aquel chico mientras me ayudaba a levantarme.
-Sí, lo siento, es que con las prisas ni me fijé de que estabas.- le miré y vi a que era guapísimo: ojos verdes, pelo rizo, y una sonrisa perfecta de lado. En ese momento me sentí algo incómoda.
-No pasa nada. Además que nunca viene mal tropezarse con chicas guapas.- me sonrió.
-Eh...gracias...- me ruboricé- perdona es que tengo mucha prisa, adiós.- le dije.
Salí corriendo, bajando las escaleras de dos en dos, pero me fijé en que aquel chico me seguía mirando, en cierto modo me sonoba, como si ya lo hubiera visto antes.
Cuando llegué abajo, la Srta. Pérez, mi profesora, ya había comenzado a dar la charla. Al verme llegar tosió y me fulminó con la mirada. Yo me coloqué al lado de Ana y me callé. 
Nos explicó el plan, los horarios de las comidas, los toques de queda,etc. Como era el primer día, lo que haríamos no sería gran cosa, así que comimos, nos fuimos a dar un paseo por la ciudad para conocer los alrededores y luego volvimos, cenamos y nos fuimos a dormir. Todos estábamos muy cansados, yo incluída pero por alguna razón no era capaz de conciliar el sueño. Ana y Mar ya estaban dormidas, lo que me hizo ponerme nerviosa y decidí ir al bar de abajo a tomarme una tila. Me vestí con lo primero que encontré y bajé.
Me senté en la barra, pedí una tila y como tenía algo de hambre también un cacho de bizcocho. Nada más traermelo me lo comí en seguida. Tardé más en tomarme la tila, ya que nunca me gustó demasiado. Miré a mi al rededor y me fijé que en un pequeño sofá estaba el chico de las escaleras. Tenía el móvil en las manos y parecía que estaba en otro mundo. Así que me dediqué a mirarlo, era verdaderamente atractivo y me seguía sonando de algo, pero no sabía de qué. De repente, él se giró y se dió cuenta de que le estaba observando. Morí de vergüenza. Sin embargo, me sonrió y se acercó a mi.

CAPÍTULO 1.

Corría. No podía detenerme. Eran menos cinco y mi vuelo salía a en punto, por suerte ya había facturado las maletas. Todos mis compañeros ya estaban esperando en la fila, como no llegara a tiempo moriría. Mis padres me matarían, mejor dicho. Era el viaje de fin de curso e híbamos a ir a Londres. Debido a mis pésimos resultados escolares me había costado un ojo de la cara convencer a mis padres para que me dejaran ir. Al final accedieron, ya que les prometí que el resto del verano estudiaría, me esforzaría y sacaría todas las asignaturas en septiembre. Las sacaría con notables, o al menos, lo intentaría.
La verdad, es que ese último año había dejado un poco de lado los estudios; ya que estaba de moda lo de contestar a los profesores, pasar de hacer los deberes, suspender, fumar, etc. Que conste, que yo me había dejado influir por todo aquello menos por lo de fumar. Me repuganaba el tabaco.
Era una chica de estatura media, de unos 16 años que acababa de finalizar la ESO. Mi pelo era castaño, castaño claro, ondulado y lo dejaba caer sobre mis hombros. De labios finos y ojos color miel. Aunque algunos afirmaban haberlos visto verdes. Eso me hacía reír.
Al fin llegué, justo a tiempo, de hecho fui la última en pasar. Entré en el avión, busqué mi asiento y me acomodé al lado de mi mejor amiga, Ana.
-¡¿Dónde te habías metido?! ¡Ya pensé que no llegabas! No me imaginaría esta excursión sin ti...- exclamó sobresalada.
Reí, me hacía gracia la forma en la que hablaba cuando estaba preocupada. La quería muchísimo. Lo daría todo por ella, mi mejor amiga, la que siempre estuvo a mi lado. A parte de ser la mejor persona que te puedas echar a la cara también era muy guapa. Era morena con mechas rubias, sus mechas eran naturales. Siempre estaba bronceada, lo más curioso era que su bronceado también era natural. Sus ojos eran impresionantes: color miel al rededor de la pupila, luego pasaba a distintos tonos de verde, y por último tenía un contorno azul marino. Como ya dije, impresionantes. Tenía novio, Jaime. A mi ese chaval no me gustaba para ella, me parecía demasiado mujeriego y un tanto imbécil. Pero a Ana le gustaba y era feliz con él, así que no le daba importancia.
El viaje se me hizo corto, estuve hablando con Ana y con los compañeros que estaban en los asientos detrás nuestra. Todos me caían muy bien: Ana, Belén , Marcos, Peter, Lucía...solo había uno al que no soportaba, Diego. Era mi ex novio. En el tiempo que estuvimos juntos nos lo pasamos muy bien y nos queriamos mucho, hasta que un día le dio por liarse con una chica, por no decir otra cosa. Cortamos, pero según él yo le sigo gustando y no para de ''acosarme''. Realmente, es muy pesado.
Al fin habíamos llegado, bajamos del avión y pisé por primera vez suelo londinense.